Definimos la discapacidad infantil; como “la falta o la limitación, de alguna facultad física o mental; que imposibilita o dificulta el desarrollo normal de la actividad de una persona, en este caso de un infante”.
– Motriz.
– Intelectual.
– Sensorial.
La discapacidad; se ha percibido de maneras muy distintas a lo largo de la historia, dónde las personas que poseían esa limitación eran rechazadas socialmente. Actualmente, se ha podido cambiar esa percepción a través de la inclusión social pero aun así, el camino hacia una igualdad total y la eliminación del estigma social es largo.
En primer lugar; es muy importante destacar el hecho de hablar de la discapacidad infantil, y eliminar el término de “niños/as discapacitados/as”, ya que tenemos que anteponer la persona a la limitación física o mental. Un/a niño/a no se tiene que definir por una facultad que carece; sino por las cualidades y habilidades propias que lo definan.
Estas habilidades propias pueden ser: Deportivas, en el dibujo, personales: la sinceridad, la bondad, la simpatía, etc.
Aunque parezca de poca importancia; este es el primer paso para eliminar el estigma social, y para el/la niño/a, es muy relevante sentir que su persona va más allá de su limitación física o mental.
En segundo lugar; se tiene que remarcar que aunque un niño o una niña con discapacidad no es diferente a cualquier otro/a de su misma edad sin discapacidad, es él mismo, que se siente distinto; porque, aún teniendo los mismos sueños y hobbies que cualquier otro/a niño/a, es consciente de que muchas veces sus limitaciones no le permiten realizar las mismas acciones provocándole mucho sufrimiento.
Es importante no sólo acudir al especialista del niño/a (psicólogo, fisioterapeuta, neurólogo, etc.) que padece discapacidad infantil; sino también actuar desde la escuela y desde casa.
No se debe de hablar NUNCA con un tono más infantilizado, ya que aunque el/la niño/a presente dificultades en alguna área no tiene que sentirse diferente a sus iguales, sino que tiene que recibir un trato acorde con su edad y sentir que es tratado con respeto.
Como por ejemplo: decidir qué quiere desayunar, con qué ropa se quiere vestir, si quiere ir a la playa o a la montaña con la familia durante el fin de semana, etc.
El/la niño/a que tiene la discapacidad infantil; es igual que cualquier otro niño/a y por ello es importante que pueda pasar tiempo de ocio y de diversión con otros niños de su misma edad, que aprenda a relacionarse y a su vez, que sea consciente de que aunque tenga ciertas limitaciones eso no es un impedimento para jugar y pasárselo bien.
Nunca se tiene que dejar de trabajar con el/la niño/a para mejorar aquellos aspectos dónde presenta más dificultades, porque aunque no siempre estas mejorías sean evidentes, a nivel cerebral se producen cambios en las conexiones sinápticas que pueden reforzar a largo plazo aquellas facultades más afectadas.
Depende de qué discapacidad presente el/la niño/a, se pueden seguir unas pautas diarias para ayudarlo a aliviar el sufrimiento. Por ejemplo, si el/la niño/a que padece la discapacidad infantil; presenta un pensamiento muy rígido y muy poca tolerancia a los cambios, es muy útil que los padres elaboren un horario con imágenes dónde se ilustre qué hará durante el día hasta que se vaya a dormir y con quién. De esta forma el/la niño/a puede saber en todo momento lo que va a hacer y no sentirse abrumado por el desconcierto.
Realizado por:
Esther Barniol Xicota
Neuropsicóloga
Esther Barniol Xicota
Neuropsicóloga
1 thought on “La discapacidad infantil”