El Neurodesarrollo del bebe prematuro y la importancia de la familia. Parte 2

Antes hemos mencionado la estimulación y la sobreestimulación. Estos dos conceptos van muy unidos al vínculo afectivo que crearemos con nuestro niño. Pues, al fin y al cabo, al estimularlo, pasaremos un tiempo de calidad junto al bebé. La estimulación ayudará a favorecer el desarrollo del niño. Pero siempre desde el respeto de sus ritmos y prestando atención a las señales que él nos ofrecerá. No debemos forzarlo o presionarlo para que haya mayor avance, sino que cuando se canse deberemos parar. Si seguimos lo estaremos sobreestimulando, es decir, lo estaremos bombardeando con más estímulos de los que él o ella puede soportar. Es importante que sepamos cuando parar, pero eso no significa que no los estimulemos y que, por el contario, los aislemos de los estímulos por miedo a una sobreestimulación, ya que si no les exponemos a los estímulos necesarios, lo que estaremos potenciando será una estimulación pobre.

Para estimular a un niño no siempre necesitamos usar un juguete o un objeto específico para ello, sino que nuestro propio cuerpo es el mejor aliado. Con él podemos interaccionar de distintas formas: desde realizar sonidos sin sentido o imitaciones modulando la voz, hasta interactuar con él mediante gestos y expresiones faciales. Sin olvidarnos de las caricias y masajes infantiles, los cuales ayudan a que el niño prematuro conecte con el mundo corporal y emocional. La música es otro gran aliado, tanto para activar al niño como para tranquilizarlo, tan solo dependerá de la canción que elijas.

En función de la edad gestacional y del peso al nacer, el desarrollo del bebé avanzará a un ritmo distinto. Es importante que no comparéis el desarrollo de vuestro hijo con el desarrollo de su hermano/a o con el desarrollo de otro niño ajeno a la familia, esto tan solo hará que se incremente la ansiedad y la frustración que, tal vez, sintáis. Y lo más probable: que la trasladéis a vuestro hijo. Respetad su ritmo, no lo presionéis. Aceptadlo y, lo más importante, celebrar sus logros. Disfrutad de vuestro hijo y de cada una de las etapas de su niñez. Pensad en su futuro, ¿preferís que vuestro hijo sea feliz o que viva en una constante comparación con el niño que tiene a su lado?

La incertidumbre de no saber si nuestro bebé presentará dificultades en el desarrollo a causa de la prematuridad es una de las mayores preocupaciones que abordan los padres. Otra es no saber el futuro que le espera a su hijo. Por ello, es importante que recordemos que, no todos los bebés prematuros presentarán problemas en el desarrollo o ilimitaciones permanentes. La mayoría de bebés prematuros sigue una evolución normal aunque a un ritmo más lento. Adquieren los hitos motores, físicos, cognitivos, lingüísticos y emocionales en la misma secuencia en la que, un niño nacido a término lo adquiriría. La única diferencia entre ambos niños seria que, un prematuro, tardaría un poco más en lograr su adquisición. Para ello es importante que valoremos sus logros a partir de su edad corregida, pues de esta manera podremos valorar si el niño presenta algún retraso en su desarrollo. Durante los primeros tres años de vida del niño prematuro, algunas de sus dificultades podrán verse solucionadas. Esto se debe a que el cerebro se reorganiza haciendo que las partes intactas asuman el control y el funcionamiento de las partes lesionadas. Pero esto solo es posible durante los primeros años, pues es cuando se da más plasticidad cerebral. Por lo que contar con una detección e intervención temprana, ayuda a prevenir y a compensar los posibles déficits en el desarrollo del niño. En este caso, los centros especializados en la Atención Temprana nos podrán ayudar.

En cambio, algunas dificultades pueden presentarse a medida que el niño prematuro crece. Como las alteraciones cognitivas, que no suelen detectarse hasta el momento de la escolarización. Las más frecuentes que puede presentar un niño prematuro son:

  • Problemas de atención (falta de concentración, impulsividad y/o hiperactividad)
  • Dificultades en el aprendizaje
  • Trastornos de comportamiento y/o conducta

No os preocupéis, pues estas dificultades cognitivas se pueden trabajar para que el niño pueda hacerles frente. Para que la intervención en atención temprana sea fructífera, es fundamental que en casa, vosotros papis y mamis, sigáis trabajando aquellas áreas en la que vuestro hijo presenta mayores dificultades. Seguramente os preguntaréis cómo, lo más habitual es que el profesional que trata a vuestro pequeño os haga llegar unas pautas o os explique de que manera se trabaja en el centro para que, de esa manera, podías seguir con el ritmo en casa. En el caso que no sea así, preguntadle pues lo que sirve para un niño tal vez no sirva para otro.

La maternidad y/o la paternidad siempre genera una serie de inseguridades, más si el niño es prematuro. Por eso, antes de terminar con el artículo, queremos hacer un breve hincapié al mundo de las emociones. Sentirse abrumado por la situación es algo completamente normal. Aun así es importante que sepáis gestionarlas. Pues la mala gestión de las emociones no solo nos afectara a nosotros, sino también al niño, pues es capaz de percibirlas.

Es importante que creas en ti como padre o como madre. Vas a hacerlo bien. Aunque a veces no sepas como actuar o si podrías haberlo hecho de otra forma. Eres madre (o padre), así que sigue tu instinto. No estáis solos, no sois los únicos padres con un niño prematuro. Existen asociaciones y grupos de padres prematuros, ellos te van a comprender mejor que nadie, ellos pueden ayudarte y guiarte. Nadie mejor que ellos. Son como tú. Comparten tus inquietudes y tus preocupaciones. Y lo más importante, en un principio estaban tan asustados como lo estas tú. Expresa como te sientes y si lo necesitas llora, no pasa nada por llorar. Y si lo crees necesario, siempre puedes buscar la ayuda de un profesional de la psicología, te escuchará y ayudará a canalizar todo lo que sientes.

Os dejo una tabla resumen con los hitos del desarrollo cognitivo y socioemocional de los niños de 0 a 5 años. Recuerda valorar los hitos en función de la edad corregida del niño.

¡Espero que os haya servido de ayuda!

Anna Teixido i Vazquez

Psicóloga Clínica

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