¿Qué es la frustración?
Entendemos la frustración como una emoción que se producen en las personas cuando no pueden no pueden alcanzar un resultado deseado.
La frustración puede provocar ira, estrés, resentimiento, depresión o rendición. En los niños y adolescentes la frustración puede aparecer en cualquier momento.
Una rabieta la puede ocasionar el simple hecho de tropezar con un objeto que impide a un niño acabar un circuito de Psicomotricidad en primer lugar. Una rabieta también la puede ocasionar el no poder acabar de construir una torre azul con legos, porque falta la pieza y esa circunstancia se repite cada vez que quiere armar torres con colores; es otro ejemplo de una situación que si se repite varias veces puede generar frustración.
En los adolescentes, el no alcanzar una meta deportiva, entrenar entrenar y tener la percepción de no mejorar, el estudiar mucho para un examen y finalmente no lo hagan, por cuestiones organizativas; el perder un objeto como el móvil que te acaban de regalar, pueden generar sentimientos de frustración.
Otro elemento psicológico del estado emocional del niño y adolescente en un momento de frustración, es el rendirse y darse por vencido. Muchas veces estas situaciones producen una pérdida de confianza y autoestima.
La ira y la frustración son emociones que todo el mundo experimenta de vez en cuando. Desde una edad muy temprana, se aprende a expresar frustración copiando el comportamiento que ven a su alrededor. Es importante enseñar al niño y al adolescente a controlar la frustración porque sino se controla, afecta negativamente el estado de ánimo.
¿Cómo podemos ayudar gestionar la frustración de nuestros hijos desde casa?
1.- Comprender el temperamento de su hijo en particular. Por ejemplo, si tu hijo es sensible ante cualquier situación es probable que pueda sentirse abrumado fácilmente. Para reconducir la situación el padre o la madre debe buscar un lugar acogedor y tranquilo para descansar y hablar. Por otro lado , si tu hijo tiene un temperamento super activo y le cuesta estar quieto, los padres deben hacer actividades físicas que le ayuden a canalizar esa energía.
2.- Identificar las emociones que generan la frustración. La rabia, ira, tristeza, rendición, desesperanza, pueden ser emociones que desencadenan una frustración. Una vez identificada la emoción podemos hablar usando un lenguaje empático. Para poder entender lo que está pasando por la mente del niño, es importante encontrar el desencadenante del evento, el significado que tuvo para el niño y que sentimientos surgieron en el. Algunos desencadenantes comunes incluyen las situaciones inesperadas o nuevas, sentirse incomprendido; y dos muy importantes como el tener hambre o estar cansado.
3.- Ayude a su hijo a identificar que desencadena los sentimientos que experimenta. Para trabajar esta situación podemos enseñarle a detenerse, pensar y elegir. “Detente, piensa y elige” son palabras claves que un niño o adolescente puede usar para entrenarse a si mismo hacia elecciones de comportamiento más conscientes. Un ejemplo de esto sería preguntarle, si está apretando los puños en un momento de enfado o si siente tensión en su cuerpo; luego enseñále a reconocer la situación y a detenerse así mismo en el proceso.
4.- Usar un lenguaje constructivo ya que los niños aprenden copiando e imitando el lenguaje de los padres o tutores. Si gritas, el niño aprenderá a gritar. Si golpea las puertas, ellos aprenderán a hacerlo.
La forma en que manejan la frustración los padres tiene una correlación directa con el éxito que tendrán los hijos en manejar su propia frustración. Los niños son pequeñas esponjas que recogen todo. Si hace todo lo posible por mantener la calma y buscar soluciones es probable que su hijo le imite.
5.- Enséñele a su hijo a imaginar o entender lo puntos de vista de los demás. Una forma de hacerlo es haciendo juegos en donde le pedimos que imagine, que esta sucediendo en la mente del otro; cuando ha tenido un conflicto con otro niño por no pensar igual que el.
Puede pedirle que cuente la historia primero desde su propio punto de vista y luego pedirle que finja que es el otro niño y que vuelva a contar la historia desde el punto de vista del otro.
Trabaje con su hijo a través del juego de lluvia de ideas y desafíelo ser creativo, sin importar cuan extravagantes puedan ser sus respuestas. Puede ayudar aportando algunas ideas propias e incluso haciendo un juego en el que se turna para adivinar los motivos y las intenciones de otra persona.
6.- Destaque las fortalezas de su hijo. A los niños y adolescentes les gusta sentirse capaces y competentes. Ofrezca ayuda para pensar en un problema sabiendo a veces un simple abrazo es el acto más efectivo para restablecer el sistema nervioso.
Si necesitas apoyo adicional para ayudar a su hijo a manejar la frustración y otros desafíos, programe una consulta para saber como podemos ayudarle.
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