Lactancia materna en los bebés prematuros
Existe evidencia bien fundada sobre los beneficios nutricionales y protectores de la leche materna para los niños pretérminos (término acuñado por la Organización Mundial de la Salud, OMS, para recién nacidos con menos de 37 semanas de gestación), incluidos los niños con peso menor de 1500Gr al nacer, para quienes se considera la mejor fuente de nutrición.
La leche materna es, por excelencia, el mejor alimento para los recién nacidos y más aún para los prematuros, ya que supone un factor de protección frente a las infecciones y la enterocolitis necrotizante, además se tolera mejor, aporta defensas y contribuye a un mejor desarrollo cerebral del bebé. Ha sido redescubierta como uno de los factores claves en mejorar los resultados de estos recién nacidos pretérmino y es reconocida como un estándar de calidad para su cuidado en las Unidades de Neonatología. En determinadas ocasiones, no se dispone de leche materna y, ésta debe ser sustituida por leche de banco donada por madres lactantes seleccionadas cuando se disponga de ella (Mendoza, 2015). [1]
En estas madres de niños prematuros, la leche, es diferente a la de cualquier otra madre, posee un mayor efecto protector y se adapta específicamente, a las necesidades del bebé. Suelen ser muchas las madres que desconocen la importancia de la leche materna o muestran cierta preocupación por si la calidad o volumen de su leche será adecuada para el bebé prematuro.
Diversas organizaciones como la OMS y, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), así como diferentes sociedades científicas pediátricas a nivel mundial reconocen que la lactancia materna es el alimento ideal para el crecimiento y desarrollo de todos los recién nacidos (WHO/UNICEF, 2003).[2]
Los bebés que nacen pretérmino, tienen una interrupción de la nutrición vía transplacentaria y como consecuencia obtenemos una gran deprivación de los componentes nutricionales y defensivos por parte del prematuro; ya que existirán déficits de grasas, vitaminas, minerales y oligoelementos, que se deberían adquirir durante el último trimestre del embarazo. Otro de los problemas presente en los prematuros, es la inmadurez funcional, tanto de todos los órganos así como de los sistemas fisiológicos, ocasionando que puedan producirse más enfermedades y complicaciones. El mantener una nutrición adecuada en estos bebés será vital para su supervivencia, crecimiento y desarrollo (Maldonado, 2011). [3]
Según la Asociación Española de Pediatría (AEP) la leche materna proporciona beneficios extraordinarios y todos los nutrientes que el bebé necesita para su crecimiento, además la lactancia favorece la adaptación del bebé a la vida extrauterina y consigue establecer un vínculo entre madre e hijo (AEP, 2012). [4]. Convirtiéndose la leche humana en el alimento idóneo gracias a su composición, ya que contiene hormonas, enzimas y factores de crecimiento, una biodisponibilidad aumentada de nutrientes y otorga propiedades inmunitarias.
En cuanto sea posible y el bebé esté estable ha de favorecerse el contacto piel con piel con su madre, sin rigidez de horarios. El vínculo madre- hijo/a debe de establecerse lo antes posible y ha de protegerse con mayor interés en niños más vulnerables como son los prematuros. No debe separarse la lactancia materna del método canguro (que no es más que este contacto directo piel con piel), se ha observado que gracias a él los prematuros son capaces de succionar al pecho y de alimentarse mamando mucho antes de lo que tradicionalmente se había supuesto.(Maldonado, 2008). [5]
El método canguro debe ofrecerse como una rutina a todo recién nacido de bajo peso al nacer (<2.000 g) o con una edad gestacional menor a las 37 semanas. Ya que la evidencia científica demuestra que los beneficios que ofrece este método son: mayor ganancia de peso, aumento de la duración de la lactancia materna, incremento en la producción de leche, menor número de infecciones nosocomiales (intrahospitalarias), mayor regulación de la temperatura y menor tiempo de hospitalización (AEP,2015). [6]
Debe fomentarse la succión no nutritiva para realizar la transición de la alimentación por sonda nasogástrica u orogástrica a la alimentación oral ó trófica. Sin emplear chupetes, ya que pueden ocasionar el síndrome de confusión tetina-pezón, que puede generar una interferencia con el patrón normal de succión al pecho. Se ha demostrado que la succión no nutritiva a pecho vacío a través del método canguro, inicia un movimiento peristáltico de deglución y consigue que la respuesta fisiológica del tracto gastrointestinal mejore y; por otro lado ayuda al mantenimiento y a la producción de leche ya que supone un fuerte estímulo para las madres (Maldonado, 2008).
La alimentación oral o trófica debe iniciarse lo más pronto posible, si no hay contraindicación por el médico, se debe informar a la madre que su leche es la mejor para su hijo pretérmino. Se administra un pequeño volumen de calostro (Líquido de color amarillento claro que se segrega unos días después del parto, se caracteriza por ser rico en proteínas y sales minerales, con una escasa proporción de lactosa) con objeto de estimular el desarrollo del sistema gastrointestinal inmaduro del niño prematuro. Las cantidades pueden ser tan pequeñas como 1 a 2 ml al día, y se habla de alimentación trófica siempre que la cantidad total de leche a administrar sea inferior a 24mL/Kg/día. Ahora bien, si el niño no puede succionar, debe ser alimentado, preferentemente por su madre, con leche materna por sonda (AEP, 2015).
Conseguir un compromiso con la lactancia materna por parte de las madres, de los profesionales de la salud y un número cada vez mayor de donantes y bancos de leche materna hará posible que más prematuros puedan beneficiarse de esta práctica.
Lcda. Sindia Linares Castellanos
[1] Mendoza, Irene (2015). Alimentación del Recién Nacido Prematuro: Lactancia Materna vs. Leche de Fórmula y Bancos de leche. Universidad de Valladolid. Facultad de Enfermería. España.
[2] WHO/UNICEF (2003). Global strategy for infant and young child feeding. Geneva, Switzerland.
[3] Maldonado J (2011). Nuevas evidencias sobre la nutrición del recién nacido prematuro y la lactancia materna. Vox Paediatrica; XVII(2): 51 – 60
[4] Asociación Española de Pediatría (2012). Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría. Recomendaciones sobre lactancia materna. Disponible en: http://www.aeped.es/sites/default/files/201202-recomendaciones-lactancia-materna.pdf
[5] Maldonado J, Gómez Papí A, Pallás Alonso CR (2008). Lactancia Materna en recién nacidos muy prematuros. En: Comité de lactancia materna de la asociación española de pediatría, editor. Manual de lactancia materna. De la teoría a la práctica. 1ª ed. Madrid: Panamericana. p. 346 – 354.
[6] Asociación Española de Pediatría (2015). Manual de lactancia materna. Disponible en https://books.google.co.ve/books?hl=es&lr=&id=Ulxyj72VZD0C&oi=fnd&pg=PR9&dq=lactancia+materna+en+el+prematuro+pdf&ots=jreX8BlSs-&sig=o-lwL7QZ8tJFCkyA8icMCiBaKaE#v=onepage&q=lactancia%20materna%20en%20el%20prematuro%20pdf&f=false
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