¿Cuál es el perfil psicológico del Trastorno del Espectro del Autista?
Perfil
El Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) engloba un rango de trastornos del neurodesarrollo que pueden manifestarse en niños y adultos. El término «espectro» se refiere a la amplia gama de síntomas, habilidades y niveles de deterioro o discapacidad que pueden tener los niños con TEA. Algunos niños padecen un deterioro leve causado por sus síntomas, mientras que otros están gravemente discapacitados.
¿Qué síntomas puede tener un niño con TEA?Los síntomas que los niños con TEA pueden manifestar se agrupan en dos grandes bloques: |
|
|
2.- Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades: con frecuencia, los niños con TEA repiten continuamente ciertos movimientos y comportamientos inusuales. Pueden tener movimientos, utilización de objetos o habla estereotipados o repetitivos; excesiva inflexibilidad de rutinas o patrones ritualizados de comportamiento (por ejemplo, gran angustia frente a cambios pequeños, dificultades con las transiciones, patrones de pensamiento rígidos, etc.); intereses muy restringidos y fijos; hiper/hiporeactividad a los estímulos sensoriales o interés inhabitual por aspectos sensoriales del entorno (por ejemplo, respuesta adversa a sonidos o texturas específicos, olfateo o palpación excesiva de objetos, fascinación visual por las luces o el movimiento, etc.).estaciones en el tipo y gravedad de los síntomas. De hecho, muchos niños con un desarrollo típico, en ocasiones exhiben algunas de las conductas comunes a los niños con TEA. Sin embargo, si sospecha que su hijo presenta varios síntomas relacionados con el TEA, es importante llevarlo a un profesional de la salud para que lo examine y evalúe. |
¿Cómo se puede diagnosticar el TEA?
Los TEA pueden ser difíciles de diagnosticar, porque no existen pruebas médicas, como los análisis de sangre, que diagnostiquen estos trastornos. Para hacer un diagnóstico, se evalúan la conducta del niño y su desarrollo.
Los TEA a veces se pueden detectar a los 18 meses o antes. Hacia los dos años de edad, el diagnóstico que haga un profesional experimentado se puede considerar muy fiable. Sin embargo, muchos niños no reciben un diagnóstico definitivo hasta que tienen más edad. Este retraso significa que hay niños con TEA que no reciben la ayuda que necesitan.
Para realizar ese análisis tan exhaustivo existen varios cuestionarios o escalas observacionales. No obstante, los resultados de estas escalas y cuestionarios no son definitivos, su objetivo no es ofrecer un diagnóstico final sino aportar información de cara a que el diagnóstico final sea lo más veraz posible.
Además, no hay una prueba estándar y de uso totalmente generalizado para determinar un diagnóstico de TEA. Durante esta evaluación el profesional puede hacerles algunas preguntas a los padres o hablar y jugar con el niño para examinar la manera en que aprende, habla, se comporta y se mueve. Un retraso en cualquiera de estas áreas podría ser signo de un problema.
Además, en toda valoración diagnóstica se debe orientar a la familia sobre los siguientes pasos a seguir, sobre la intervención más adecuada a llevar a cabo, así como de los recursos y servicios disponibles. También es muy importante que el psicólogo quede a la disposición de la familia para resolver cualquier duda o cuestión que surja.
¿Qué tratamientos psicológicos eficaces existen?
El mejor tratamiento para el autismo debe combinar varias disciplinas: conducta, desarrollo, rendimiento académico y medicamentos. El tratamiento debe ser personalizado a las exigencias de cada niño y debe seguir el principio general de tratar de conseguir la capacidad funcional mejor posible usando los recursos disponibles según sea necesario.
Gran parte de los síntomas del autismo son psicológicos, por lo que la intervención en ellos se rige por un enfoque psicológico y conductual, importante para su adaptación a los diferentes ambientes por donde se mueve.
En las intervenciones globales, los niños con TEA aprenden habilidades a través de paquetes de técnicas basadas en el análisis aplicado de la conducta. Éstas sirven para que los niños con TEA sepan adaptarse a su entorno, y además han demostrado que pueden aumentar aproximadamente unos 20 puntos su cociente intelectual.
Foto de personas creado por freepik – www.freepik.es» src=»https://pequitosprototype.files.wordpress.com/2022/06/aedfe-548986-pjzn1z-232.jpg?w=300&h=200″ alt=»Foto de personas creado por freepik – www.freepik.es» width=»300″ height=»200″ />
Por otro lado, las intervenciones psicológicas específicas muestran eficacia cuando se enseñan de manera adecuada e intensiva. Es eficaz, por ejemplo, el uso de reforzadores, los cuales dependen de cada niño y de la aceptación de ellos en el entorno habitual.
Las diferentes técnicas resultan eficaces al enseñar conductas básicas como mirar a los ojos o imitar conductas adecuadas, al enseñar lenguaje (repetir palabras, pedir adecuadamente, nombrar objetos, hacer o responder preguntas, usar preposiciones correctamente, etc.) o al enseñar habilidades sociales como iniciar y mantener conversaciones.
Respecto a este último punto, está demostrado que la mayoría de las personas con TEA no realizan interacciones sociales, ya que no poseen la habilidad para formular preguntas y, por lo tanto, se les debe enseñar a realizarlas de manera explícita. A través de técnicas conductuales ayudan a los niños con TEA a ser capaces de aprender preguntas, realizarlas de forma independiente y generalizarlas a su ambiente.
A todo esto, independientemente del tipo de intervención, para obtener buenos resultados, es importante que los padres colaboren con la intervención para ganar en mantenimiento y generalización de la terapia, pudiendo aprender algunas técnicas de conducta y aplicarlas bajo supervisión del profesional.
Neuropsicóloga Inma Mateos Villalon
Deja una respuesta